OBESIDAD ES GENÉTICA

La obesidad  es un problema que va en aumento a nivel mundial y la preocupación más grande es que México es el líder en la lista de países que padecen esta enfermedad, superando a Estados Unidos.

Una tercera parte de los adultos en nuestro país padece algún grado de obesidad según datos de la Organización de La Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Además la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que el aumento de personas obesas conlleva otras enfermedades como problemas cardiovasculares, enfermedades en articulaciones y ciertos tipos de cáncer.

De hecho en 2011 esta organización dio a conocer que este tipo de padecimientos actualmente son la causa del 26% de las muertes en nuestro país pero, ¿qué hay detrás de esta mortal enfermedad?

Interviene la genética

Hace algún tiempo se descubrió que uno de motivos del padecimiento de obesidad en la personas estaba relacionado con el gen denominado FTO el cuál no se sabía exactamente como actuaba pero tenía presencia en todos los casos.

Ahora un estudio publicado en la revista especializada  The Journal of Clinical Investigación descifra el misterio de cómo actúa el gen FTO en el proceso de la obesidad.

El FTO altera los niveles de la ghrelina que es la hormona que provoca el hambre, de esa manera hace que las comidas menos nutritivas como las que contienen alto contenido en gradas sean más atractivas.

Por tal motivo los expertos mencionan que si se crea un fármaco que contrarreste la grhrelina se podría frenar la actividad del FTO y por lo tanto detener el aumento de peso.

La genética juega un papel fundamental en el desarrollo de la obesidad durante el crecimiento de una persona.

Todos tenemos dos copias del gen FTO, uno de cada padre y cada una de estas copias viene en una forma de alto y de bajo riesgo.

Los individuos que poseen las dos copias del gen de alto riesgo tienen un 70% de riesgo de ser obesos que aquellos que tienen las dos copias de bajo riesgo.

Para realizar este estudio los doctores del Univerity College de Londres (UCL) examinaron a dos grupos de hombres con un peso estándar, uno de los grupos contaba con el FTO de algo riesgo y el otro con el de bajo riesgo.

La primer prueba  fue analizar los niveles de ghrelina durante la comida, en dónde encontraron que aunque los de alto riesgo presentaban un aumento mucho más rápido de la hormona, los dos tenían niveles aproximadamente similares.

Sin embargo, en otras pruebas al estudiar las reacciones cerebrales posteriores a la comida notaron que los individuos con el gen de alto riesgo continuaban con la hormona del hambre activa además de que encontraban mucho más atractivas las fotografías de comidas con alto contenido graso que los individuos con el gen de bajo riesgo.

Los médicos declaran que les muy probable que las mutaciones de el gen FTO se dieran a lo largo de la historia de la humanidad cuando pudo haber sido cuestión de supervivencia cuando se debía aumentar de peso durante el año para soportar las bajas temperaturas en invierno.

La doctora Rachel Batterham, jefa del centro para la investigación de la obesidad del UCL, explicó que el cerebro de esos participantes «se interesaba particularmente en cualquier alimento con un alto contenido calórico» y comentó que  estaban «biológicamente programados para comer más», además aclaró que poder entender como el gen FTO afecta en las probabilidades de tener sobrepeso está ayudando en el tratamiento de los pacientes.

La especialista indica que existen maneras de reducir  los niveles de ghrelina en el cuerpo como el consumo de proteínas además de ejercicio físico, y mencionó que andar en bicicleta encabeza las formas de ejercicio más efectivas para reducir dicha hormona.

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