Los Ángeles se suma a la paz en su marcha más multitudinaria contra el racismo
El rapero YG convocó su propia manifestación en el corazón de Hollywood y una hora antes decidió cancelarla por motivos de seguridad. Fue tarde para detener la procesión. A la cita acudió un mar de gente, formando la más multitudinaria de todas las marchas que ha visto Los Ángeles desde que comenzaron las protestas por la muerte cruel de George Floyd. Miles de personas recorrieron de forma pacífica la zona más turística de Los Ángeles sin más incidentes que los arrestos -unos 200 a las 8 de la noche- de los que decidieron no respetar el toque de queda impuesto por tercer día consecutivo. El total acumulado desde el viernes es contundente: 2.700 detenidos.
El artista de Compton, cuyas siglas significan Young Gangster, pidió que no hubiera saqueos a los comercios y la gente, una multitud muy joven en su mayoría, cumplió a rajatabla tras tres jornadas de vandalismo en Fairfax, Santa Mónica y el mismo Hollywood. Durante más de seis horas, los diversos grupos de manifestantes que confluyeron entre Sunset y Hollywood Boulevard se dedicaron a marchar entre coches, carteles, marihuana y gritos de ira y rabia por lo sucedido, pero sin provocar la intervención de las fuerzas policiales y militares desplegadas en la zona.
Hubo incluso algún abrazo entre las partes, el de una manifestante con un jefe de policía, emulando las escenas en otros puntos del país como Portland, Nueva York o Miami, de agentes hincando la rodilla en solidaridad con el dolor colectivo. No faltaron tampoco los gestos de simpatía. Anthony, un joven latino del sur de Los Ángeles, repartía botellas de agua de forma altruista justo delante del Dolby Theater, donde cada año se entregan los Oscar. No se olvidó ni de los soldados de la Guardia Nacional desplegados entre Highland y Orange, en un panorama insólito para una manzana acostumbrada a la invasión de hordas furiosas de turistas. «Hay que ser pacíficos», decía, repleto de energía y entusiasmo. «No se puede combatir la violencia con más violencia». Uno de los soldados, de apellido Condogno y nacido en el norte de California, agradecía el gesto. «Todo está siendo bastante pacífico hasta ahora».