El espía ruso que se hizo pasar por brasileño para infiltrar la Corte Penal Internacional
Un espía ruso intentó infiltrarse en la Corte Penal Internacional (CPI), según el servicio de seguridad de Holanda.
El hombre usó el nombre de Viktor Muller Ferreira y fingió ser brasileño, pero se le negó la entrada cuando llegó a Holanda para trabajar.
Las autoridades señalan que su verdadero nombre es Sergey Vladimirovich Cherkasov y que es un espía del GRU, siglas del servicio de inteligencia militar ruso.
Se dice que el hombre pasó años construyendo una identidad falsa, antes de solicitar una pasantía en la CPI en La Haya.
La agencia de seguridad holandesa, AIVD, dijo que si el espía hubiera tenido éxito en asumir el cargo e infiltrarse en la organización, podría haber causado verdadero daño.
«La amenaza que representa este oficial de inteligencia se considera potencialmente muy alta», afirmó AIVD en un comunicado.
Para quienes lo conocían, Viktor Muller Ferreira era un brasileño interesado en asuntos internacionales. Pero en realidad, aseguró el AIVD, era un tipo particular de espía ruso conocido como «ilegal».
La inteligencia rusa usa ese término para diferenciar a esos oficiales de los espías «legales» que se hacen pasar por diplomáticos encubiertos.
Muy pocos en el mundo
Muchos países usan espías que fingen ser personas comunes, pero Rusia se ha especializado desde hace tiempo en un tipo de agente ilegal encubierto que adopta una nacionalidad completamente diferente.
Estos espías se hacen pasar por estadounidenses, británicos, canadienses o, en el caso de Ferreira, brasileños para poder moverse en círculos donde los rusos serían recibidos con sospecha y, por lo tanto, les resultaría más difícil operar.
El AIVD publicó un documento extraordinario que se cree fue escrito por Cherkasov alrededor de 2010, en el que describe su identidad falsa, probablemente para recordar cada detalle de ella.
«Soy Viktor Muller Ferreira», puede leerse al comienzo del texto.
El descubrimiento del documento indica un notable grado de descuido por parte del espía.
A lo largo de cuatro páginas repasa la historia de su familia.
«Mi padre se mostró como una persona muy amigable y abierta, pero para mi sorpresa descubrí que lo culpaba por la muerte de mi madre y mi tía y todas las dificultades y humillaciones que tuve que sufrir en mi vida», afirma Ferreira.
También hizo referencia a tener que ir a Irlanda para el funeral de su padre.
Puede tomar entre cinco y 10 años entrenar un agente ilegal y construir su identidad falsa.
Dados los desafíos, no se cree que haya muchos espías ilegales, tal vez menos de 30 del GRU, según estimaciones occidentales.
La inteligencia rusa se ha centrado durante mucho tiempo en la CPI, y se cree que Ferreira comenzó a presionar para obtener una pasantía a fines del año pasado.
La importancia de la corte ha crecido desde que Rusia invadió Ucrania. El 3 de marzo el fiscal de la CPI abrió una investigación sobre crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Ucrania.
La CPI ofrece unas 200 pasantías no remuneradas que brindan a los candidatos la oportunidad de «obtener exposición al entorno laboral cotidiano de la CPI y poner en práctica sus conocimientos y experiencia bajo la supervisión de profesionales «.
El puesto le habría proporcionado a Cherkasov un valioso acceso.
«Si el oficial de inteligencia hubiera tenido éxito en comenzar a trabajar con la CPI, habría podido recopilar inteligencia y buscar (o reclutar) fuentes y llegar a tener acceso a los sistemas digitales de la CPI», dijo el AIVD en un comunicado.
De esa manera habría podido brindar una contribución significativa al GRU. También podría haber influido en los procedimientos penales de la CPI.
Postular era un riesgo para un espía, pero sus jefes en Moscú habrán decidido que valía la pena tomarlo.
Los espías ilegales son notoriamente difíciles de encontrar (no se cree que este haya sido detectado por la CPI) y las autoridades holandesas no dijeron cómo fue identificado.
Muchos amigos
Los perfiles de las redes sociales revisados por la BBC y que se cree pertenecen a Ferreira revelan una extensa lista de amigos, incluidos varios estudiantes internacionales de dos instituciones a las que parece haber asistido: la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos y Trinity College en Dublín, Irlanda.
Esos amigos trabajan actualmente en muchos sitios, desde el banco de inversión Goldman Sachs hasta agencias reguladoras federales en Washington. Ninguno de ellos sabría seguramente que su conocido era un espía ruso.
«Tenía un acento que no pude ubicar. Pero no era ruso«, le dijo a la BBC un académico que fue profesor de Ferreira.
Se cree que el espía presentó una solicitud ante la CPI ya en septiembre de 2020, pero es posible que su tramitación se haya retrasado debido a la pandemia de covid.
«Brasil está subrepresentado en la CPI, ¡así que esta podría ser mi oportunidad!», dijo Ferreira en un momento.
Un perfil señala que Ferreira se mudó a Washington DC en agosto de 2018 y un registro muestra que se graduó de Johns Hopkins en 2020.
Sus publicaciones en redes sociales revelan una mezcla ecléctica de puntos de vista, incluidos algunos que son levemente críticos de Rusia, lo que podría interpretarse como un intento de continuar construyendo una identidad falsa.
En una de sus cuentas parece haber publicado incluso un informe del grupo de investigación Bellingcat sobre el descubrimiento de identidades en línea utilizadas por el GRU, un movimiento bastante inusual para alguien que ahora está acusado de ser él mismo un agente encubierto del GRU.
Sin embargo, ahora que se ha descubierto su verdadera identidad, su futuro como espía encubierto ha terminado.